sábado, junio 07, 2025

PUERTO CABELLO ALGO DE HISTORIA…


El origen de Puerto Cabello todavía hoy continúa siendo un misterio. El constante contrabando que reinaba en la zona parece ser uno de los factores que condicionan la aparición del mismo; si bien es cierto que no se conoce con exactitud cuándo comenzó a ser poblada esta porción geográfica, existen documentos que dan cuenta de su existencia a mediados del siglo XVI. Marco Aurelio Vila, copiando al doctor Miguel Acosta Saignes, hace referencia a una cita de Juan Ruíz de Ochoa vecino de la Isla La Española (1560), en el que se habla de Puerto Cabello, señalando que aun cuando se encuentra despoblado, allí iban de ordinario franceses, ingleses y portugueses a dar carena a sus navíos. No es ésta la única referencia que tenemos, pues la Relación Geográfica y Descripción de la Provincia de Caracas y Gobernación de Venezuela, de Juan de Pimentel, fechada el 1º de Diciembre de 1575.

El germen poblacional de Puerto Cabello lo encontraríamos entonces -tomando como base lo señalado por este autor- en las barracas que construyeron algunos pescadores y contrabandistas holandeses a llá por el siglo XVI. La leyenda Castellana, por otra parte, atribuye a la quietud de su mar el nombre del puerto, pues sus aguas eran tan calmas que hasta un buque podría ser atado con un cabello.

La apariencia del puerto cambiaría radicalmente con el establecimiento de la Compañía Guipuzcoana en Puerto Cabello, y con el cual tuvo mucho que ver Don Pedro de Olavarriaga. En efecto, producto d el viaje realizado por este incansable vasco a la Provincia de Venezuela, durante los años 1720 y 1721, fue su interesante obra Instrucción General y Particular del Estado Presente de la Provincia de Venezuela; las observaciones hechas por éste van a ser determinantes en la elección de Puerto Cabello para establecer una dependencia de la mencionada compañía. "Este Puerto (el cual sin réplica ninguna) debe considerarse como el mejor de la costa y puede ser de todas las indias. Tiene su entrada estrecha, y un fondo muy bueno para cualquier navío, que aunque corre de Oeste al Este (que es contra la brisa) no obstante entran a cualquier hora los navíos, porque en cualquier tiempo se remolcan para entrar en él; todas las facilidades necesarias a la marina se hallan en él, y parece que Dios por su Divina Mano ha querido ahorrar a los hombres el trabajo de dirigirlo a sus necesidades, pues quien quisiera mejorarlo lo perdería".

Es Don Pedro de Olavarriaga el primero que habló sobre las razones que obligaban a fortalecer a Puerto Cabello: "...es que ningún puerto convienen más fortalecer que Puerto Cabello por razón de su situación, por la comunicación que tiene con muchos valles, por registrar casi todos los Puertos de la Costa, por la ventaja de su terreno, y en fin, por la facilidad de hallar todos los materiales necesarios a la construcción, sino que también ofrecía bahías grandes y seguras y la posibilidad de carenar y reparar los navíos, así como la de construir embarcaciones de cualquier clase". Puerto Cabello ve llegar, hacia 1730, los primeros buques de la Compañía Guipuzcoana y con ellos una legión de ingenieros, carpinteros y albañiles que se dan la tarea de trazar las primeras calles, levantar fortificaciones, construir acueductos y otras necesidades prioritarias para la ciudad, todo ello bajo la dirección del ingeniero Juan Amador Courten.

En los primeros años de actividad bajo el monopolio de la actividad Guipuzcoana, la principal ocupación de los blancos vizcaínos, era el comercio y la navegación; cuando el comercio con la metrópolis fue abierto en 1798 todo lo importado de España llegaba en cuatro o cinco barcos al año, los cuales eran utilizados para exportar al mismo tiempo distintas especies a la Madre Patria. Cuando la Compañía Guipuzcoana desaparece ya Puerto Cabello ocupaba un lugar importante entre las relaciones comerciales de España con el Caribe.

La Guerra de Independencia trae consigo la destrucción de gran parte de la ciudad, afectando así su comercio. Hacia 1823 una vez que la ciudad es liberada del poder español, comienza su reconstrucción y su puerto retoma su actividad cotidiana. En 1868 se construye un poderoso faro y los muelles son remozados. Más tarde, el año 1874, el Presidente Guzmán Blanco ordena una completa reparación de los muelles, y el dragado de su bahía, para lo cual fue adquirida una draga que habría de extraer, según los entendidos, unos 200.000 metros cúbicos del fondo del mar.

Durante la última década del siglo XIX tendrá lugar la construcción del moderno puerto de Puerto Cabello. El gobierno nacional invita a varios ingenieros venezolanos y extranjeros para que viajen a Puerto Cabello y trabajen en los proyectos destinados a la reconstrucción de los muelles. Entre esos ingenieros se encontraba Norbert Paquet, representante de una firma belga, quien luego de estudiar el terreno y estado de las estructuras existentes propuso la construcción de un muro de concreto con una estacada de hierro. Luego de largas reuniones y propuestas, el proyecto de Paquet es aceptado por el gobierno y se procede a celebrar un contrato por el cual el primero construiría cuatrocientos cincuenta metros de muelles, mediante un sistema mixto de construcciones de concreto, de postes y de vigas de acero protegidas también por concreto. El 8 de Abril de 1897 ya se encontraba concluida la primera sección de los muelles, la cual entró en servicio inmediatamente por el movimiento comercial del puerto, mientras que la obra sería terminada en su totalidad tres meses más tarde.

En las décadas venideras (1930-1980) primeramente a través de un ente gubernamental lamado Servicios Portuarios Nacionales, y más tarde a través del Instituto Nacional de Puertos, el puerto experimentaría expansiones adicionales, con la construcción de almacenes y nuevos muelles para el manejo de carga general. Es en 1985 cuando el puerto alcanza su fisonomía actual, luego de que fuera completada la llamada Area VI, cuyos muelles fueron diseñados para manejar el tráfico cada vez más creciente de contenedores y graneles.


Fuente: José Alfredo Sabatino Pizzolante, "Historia y Presencia de una Cámara Centenaria", Cien años de la Cámara de Comercio de Puerto Cabello, 1997, 405 p.

martes, marzo 04, 2025

Baile de la Hamaca 154 años de tradicion #Venezuela #carabobo #puertocabello



Hamaca combinado con tambor y ondeo de banderas multicolores, en una tradición de Carnaval que invade de cultura las calles de San Millán, popular zona de Puerto Cabello, en el estado Carabobo, que mantiene viva sus costumbres desde hace 154 años. (2025).


Es impresionante la cantidad de personas que participan directamente en el Baile de la Hamaca año tras año. Todos vinculados a elementos simbólicos de la cultura y raíces afro caribeñas, con ritos indígenas y con tradiciones europeas de representación de la muerte o cierre del carnaval, además de toda esta fuerza expresiva que constituye una forma de escape que por sus efectos terapéuticos contribuyen a la conservación del equilibrio psicológico colectivo.

La Hamaca es propia del barrio San Millán, municipio Puerto Cabello y su organización es responsabilidad del Grupo Folklórico San Millán que preside Germán Villanueva, quien afirma que esta tradición carnavalesca fue llevada a Puerto Cabello por comerciantes holandeses y curazoleños. A pesar de su posible origen caribeño, La Hamaca rememora los antiguos procedimientos campesinos a su vez heredados de costumbres afro venezolanas o indígenas, de traslado de enfermos y entierro de sus muertos; y su desarrollo contiene velorio, recorrida, drama y entierro.

Todo comienza el día lunes de carnaval cuando llegan los visitantes, amigos y sanmillaneros que participan en esta celebración y se hacen los preparativos para el Velorio que ocurre a la medianoche del mismo día. A ritmo de tambor, charrasca y cachos sigue un paseo por las calles de la comunidad, mientras alguna voz exclama: Ya se murió! y todos responden: Hay que enterrarla! En la esquina de la Cruz, la Hamaca es colgada sobre soportes y rodeada por organizadores y amigos de la manifestación, quienes además colocan velas alrededor del objeto simbólico, en tanto los integrantes del grupo San Millán juran respetar y mantener la tradición.

Al día siguiente -Martes de Carnaval- llegado el mediodía, sale La Hamaca del barrio, a recorrer todas las calles de Puerto Cabello. Las mujeres bailan alegremente mientras llevan y rodean La Hamaca, al tiempo que van entonando el canto ya descrito. En su recorrido se simulan dramas, tal como el que ocurre cuando uno de los hombres hace caer La Hamaca al golpearla con un garrote, hecho que provoca una aparente crisis en las mujeres quienes simulan llorar sobre el muerto. Esta reacción despierta celos en los hombres quienes se enfrentan entre sí, en una lucha a palos. 

En algún momento las mujeres se dirigen a los hombres para invitarlos a bailar, cambiando la música por golpe de tambor, reiniciándose de esta manera la marcha. La Hamaca hace un alto en la Planchita y un segundo descanso en el barrio Rancho Chico donde la comunidad hermana brinda bebidas y el popular sancocho a los san millaneros, Llegada la tarde, cerca de las seis, La Hamaca entra a San Millán para realizar un último recorrido por las calles del barrio.

Entre los integrantes de esta tradición se pueden distinguir: los propios miembros, conocidos como hamaqueros, quienes visten ropas multicolores; las mujeres, siempre con vestido femenino, mientras los hombres llevan camisa multicolor y los rostros pintados, todos con las frentes adornadas con cintas de colores vivos. A los hombres no hamaqueros no les está permitido llevar camisa y de hacerlo corren el riesgo de que se la rompan encima. 

Los hombres no hamaqueros van con el torso desnudo y solo pintados con colores vivos y brillantes, mientras las mujeres pintan sus caras. La Hamaca es un evento de mucha convocatoria. Se afirma que ha sobrepasado las tres mil personas, desplegando gran actividad física, con momentos de intensidad emocional, como al finalizar, cuando se sube La Hamaca; ahí surgen los mejores versos, la música se escucha con mayor intensidad, confundiéndose hombres y mujeres entre baile, canto, abrazos y lágrimas que despiden a La Hamaca y al Carnaval hasta el siguiente año.