Miles de católicos presencian en Puerto Cabello el particular acto con que finaliza la Semana Santa
La Bendición del Mar se celebra el Domingo de Resurrección en el malecón de Puerto Cabello. Es una tradición que se remonta a más de siglo y medio, cuando el sacerdote bendecía a los pescadores y las aguas en un día especial para la fe católica.
Los devotos se congregan antes del amanecer y la celebración litúrgica comienza a las 6:00 am. Como cada año, los porteños esperan también la visita de feligreses de otros estados e incluso de islas del Caribe, que acuden a pedir por la calma del mar, la provisión del alimento para los costeños, la gratitud a Dios por lo recibido, así como para rememorar el bautismo.
Para ello disponen de una gabarra anclada cerca del malecón, desde donde monseñor Saúl Figueroa, arzobispo de Puerto Cabello, oficiará la misa.
Durante el acto, la gabarra es rodeada por las lanchas de los pescadores, remolcadores, yates y patrulleras de la localidad. En tierra firme, los creyentes siguen la celebración eucarística desde la marina, con imágenes en las manos, envases de diversos tamaños llenos de agua y palmas. Algunos entran en el mar para recibir la bendición.
El año pasado, calculan los organizadores, la cifra de asistentes a esa actividad de cierre de Semana Santa superó las 12.000 personas, pues se ha convertido en uno de los principales atractivos del estado Carabobo.
Fervor religioso. Monseñor Saúl Figueroa destacó que la Misa de la Bendición del Mar es una prolongación del Domingo de Resurrección, es signo de la resurrección de Cristo. “El agua representa el bautismo, mediante el cual morimos con Cristo y resucitamos con él”, dijo.
El prelado recordó que en esa celebración le piden a Dios que proteja el mar y a la gente que trabaja en él, además de las costas.
“Aquí en el puerto mucho se mueve a partir del mar: los buques, las navieras, los trabajadores, los pescadores, todo gira alrededor del mar; por eso imploramos a Dios que lo bendiga y dé el sustento a quienes viven de eso”, dijo.
Subrayó que al bendecir el mar se bendice a toda Venezuela, las oraciones van dirigidas a pedir por el país en general: “Particularmente en este tiempo cuando se requiere tanta fuerza espiritual para todos y para buscar las soluciones que requiere la nación”.
Monseñor Figueroa invitó a quienes viven en Puerto Cabello y en el resto del país a que acudan hoy a la Bendición del Mar en el malecón.
Más de 150 años.
La Bendición del Mar es de larga data, según los registros del cronista de Puerto Cabello, Asdrúbal González. Se tiene constancia histórica de esa celebración en el diario El Vigilante, dirigido por Juan Antonio Segrestaa, en 1862, durante la Guerra Federal, lo que quiere decir que la tradición se ha cumplido, por lo menos, en Puerto Cabello por 151 años, con algunos lapsos en los que no se llevó a cabo.
Hay constancia de que en 1862 esa celebración pascual de la religión católica comenzaba con un desfile con antorchas hasta el malecón. De acuerdo con González, a los actos acudían cerca de 300 personas. Posteriormente se rescató la tradición para convertirse en una actividad multitudinaria, que reúne a miles de feligreses.
Alejandra Pineda, nacida en Puerto Cabello, recuerda que desde su infancia escuchó a sus abuelos hablar de esos actos. “Cuando se vive en la costa se respeta mucho al mar, por eso es bueno bendecirlo”, afirmó.
Hasta en carpas. En los últimos años es frecuente observar que algunos fieles pernoctan en carpas cerca del malecón, mientras esperan la Misa de Resurrección y la Bendición del Mar. La noche anterior se reúnen para rezar y comenzar a prepararse para la celebración espiritual.
Otros viajan desde el sábado y se alojan en posadas y hoteles cercanos, con la ilusión de ocupar puestos privilegiados el domingo antes del amanecer.
En las calles cercanas hay puestos en los que venden cruces de palmas elaboradas con formas y colores llamativos y rosarios e imágenes religiosas.
Pescadores y surfistas
Uno de los aspectos más llamativos tiene relación con la asistencia de los pescadores de la zona, que engalanan sus embarcaciones con flores multicolores y decoran las redes. Ellos colocan las naves a un lado de la gabarra en la que se realiza la ceremonia, en actitud de respeto por la solemnidad del momento.Frente a la gabarra dispuesta para la misa, los surfistas forman un semicírculo sobre las tablas; una vez que el mar es bendecido, se lanzan al agua y luego regresan al sitio que ocupaban. Apenas el sacerdote termina el rito de la bendición, desde un helicóptero dejan caer pétalos al mar y en otra gabarra se lanzan chorros de agua, lo que realza el acto. Simultáneamente, los buques hacen sonar las sirenas.
TIBISAY ROMERO
31 DE MARZO 2013 - 12:02 AM
EL NACIONAL.-
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