Aunque el oficialismo venció en 17 de las 22 gobernaciones en juego, la oposición revalidó su control sobre sus dos bastiones regionales y ganó el poder en el populoso estado Miranda, manejado por un estrecho aliado de Chávez, y en la emblemática alcaldía mayor de Caracas.
Posteriormente, la autoridad electoral local declaró el triunfo opositor en el fronterizo Táchira, mientras en el industrial estado Carabobo el adversario Henrique Salas Feo reclamó su victoria.
Sin embargo, analistas ven la dependencia presupuestaria del Gobierno central como un obstáculo en el camino de los factores de oposición.
"Esto reduce la importancia de las victorias de la oposición porque le hará más difícil constituir sobre ellas un serio desafío al régimen", dijo Alberto Ramos, analista de Goldman Sachs.
El mandatario, que recorrió frenéticamente el país haciendo campaña para apoyar a sus candidatos, había convertido los comicios para gobernadores y alcaldes en un plebiscito sobre su liderazgo, afirmando que lo que se dirimía en los comicios era el futuro de su "revolución socialista".
El nuevo mapa político en uno de los mayores exportadores de crudo del mundo podría suponer un obstáculo al plan de Chávez de reformar la carta magna para eliminar los límites a la reelección presidencial, especialmente después de que esta posibilidad fuera rechazada por los venezolanos en el 2007.
Los adversarios del mandatario, dispersos en varios partidos políticos centristas y sin un líder nacional, retuvieron el petrolero estado Zulia, en el occidente del país, y Nueva Esparta, conocido por la turística isla de Margarita.
La oposición habría avanzado con respecto a las dos gobernaciones que logró en los comicios del 2004, llegando a controlar la mitad de las ocho entidades que constituyen el llamado corredor electoral, donde se concentra el 65 por ciento del electorado.
Pese a que el controvertido gobernante enfatizó la victoria del oficialismo, no acudió al llamado "balcón del pueblo", un palco en el palacio presidencial donde tradicionalmente ha celebrado los triunfos electorales con sus seguidores.
"Se ratifica el camino de la construcción del socialismo bolivariano de nuestro proyecto histórico en Venezuela y ahora nos encargaremos de profundizarlo, de extenderlo", resaltó en un mesurado discurso ante periodistas, donde adelantó la necesidad de una autocrítica en sus filas.
Chávez mantuvo la mayoría de sus baluartes, como su natal Barinas y el petrolero Anzoátegui, al tiempo que recuperó dos gobernaciones en manos de disidentes del oficialismo.
DESAFIOS POR DELANTE
Para analistas, el resultado supone un nuevo balón de oxígeno para la oposición tanto por la relevancia poblacional y económica de las victorias, como por la simbología de las plazas ganadas, en algunas de las cuales derrotaron a pesos pesados del oficialismo.
"El resultado fue sensacional para la oposición. Ganar Caracas y Miranda les da motivos para celebrar y deja a Chávez con un hueso duro de roer para vender la idea de que su fuerza es incontestable", dijo Luis Vicente León, director de la encuestadora Datanálisis.
En diciembre pasado, Chávez perdió en las urnas por primera vez desde que asumió el poder en 1999, cuando la población le dio la espalda a su reforma constitucional en un referendo.
Tras su derrota, el mandatario, de 54 años, había prometido a la población centrarse en resolver los problemas domésticos, disminuyendo sus usuales viajes al exterior en los que busca sumar apoyos a su campaña anti Washington.
Pero, un año después, el alto costo de vida con la inflación rondando el 25 por ciento, la alta inseguridad, un enorme déficit habitacional y las carencias del Estado para dar servicios básicos parecen haberle pasado la factura al líder socialista, pese a que su popularidad supera el 50 por ciento.
Una menor base de apoyo político y los incipientes problemas económicos que podrían profundizarse por la fuerte caída de los precios del crudo suponen un escenario desafiante para Chávez, cuyo mandato expira en el 2013.
"Nosotros vamos a respetar al Gobierno nacional (...) y por supuesto exigimos respeto para el estado Zulia también", dijo el gobernador electo Pablo Pérez, quien logró mantener el principal centro electoral del país en manos de la oposición.
Unos 16,9 millones de venezolanos estuvieron habilitados para elegir a 22 gobernadores en el país socio de la OPEP, además de centenares de alcaldes y cargos locales, de los que concurrió un 65,5 por ciento del electorado, récord para unos comicios regionales en Venezuela.
Aunque las urnas cerraron formalmente a las 16.00 hora local (2030 GMT) tras haber estado abiertas por 10 horas, miles de personas sufragaron hasta altas horas de la noche debido a que la legislación local impide cerrar los centros de votación si se sigue presentando gente dispuesta a votar.
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