domingo, marzo 19, 2006

Colosos de la Tierra el Tepuy!!!


Los que han pernoctado por más de un mes en la cumbre de alguna de estas montañas de paredes verticales, y superficies prácticamente aplanadas, son testigo del origen de los ríos, quebradas y demás cuerpos de agua que, en caída libre, saltan a la vista en el sur del país. Allí, el efecto casi perpetuo de las fuertes lluvias, vientos constantes y tormentas variables han hecho de ésta una tierra única, donde los seres vivos han conseguido adaptarse hasta convertirse en especies endémicas. Estos y otros hallazgos han sido investigados por un grupo de exploradores, científicos y demás profesionales de las ciencias vinculados con las actividades de la Fundación Terramar, que se ha dedicado por décadas a desentrañar los secretos de estos gigantes prehistóricos. Con nombre derivado de la lengua pemón, que significa piedra, el también llamado “hogar de los dioses mitológicos” tiene una extensión de 1.059.820 hectáreas, que incluye oficialmente -desde 1990- un total de 54 tepuyes. Ha sido en los 12 mil kilómetros que conforman todas las superficies aplanadas, que se han conseguido especies nunca antes vistas: hongos de color azul, bromelias y orquídeas de distintos tamaños, cuevas primitivas, plantas insectívoras y carnívoras con protuberancias parecidas a los tentáculos; ríos que parecen de colores por la variedad de los suelos. Entre especies inimaginables a estas alturas, como las dantas, pumas y leopardos. La región, con formaciones de 800 a 1000 metros de altura mínima y máxima de 3015 metros sobre el nivel del mar, ha sido el lugar de trabajo de los investigadores que en los últimos años han escrito más de 200 publicaciones científicas y divulgativas. Sobre cumbres que se extienden por cientos de kilómetros, y en comparación –en el caso del Auyantepui- son del tamaño de la ciudad de Caracas.En consecución de una tarea que comenzó entre los años 1754 y 1761, cuando al mando de José de Iturriaga se realizó la Expedición de Límites al Orinoco, y se dieron las primeras repercusiones en el campo científico. Más allá de las diferencias en sus nombres, los tepuyes venezolanos son únicos incluso si se comparan con los que se ubican en la zona centrooccidental de Guyana, Brasil y en el sur de África. Las bondades de estas latitudes hacen posible la vida, y con ella una cantidad de especies que continúan en estudio. Entre los nombres se cuentan: Yuruaní, Carrao, Aparamán, Cerro de Luna, Uei-tepui, Aprada, Murey, Apacará, Churí, Amurí, Tereké, Yurén, Murisipán, Karaurín, Toronó, Angasima, Upuigma, Kukenán, Wadakapiapué, Duida, entre otros. Colmados por desechosCon más de 300 fotos, ilustraciones, diagramas y mapas, la nueva publicación fue editada por el presidente de la Fundación Terramar –también autor de otros trece libros-, Armando Michelangeli Ayala. En sus páginas se hace un llamado a la conservación, por las serias amenazas del ecoturismo a los dos tepuyes de libre acceso.En opinión del autor, las caminerías de los tepuyes Roraima y Auyantepui permanecen llenas de basura, lo que amerita la realización de continuas jornadas de recolección de desechos, para despejar estas áreas y evitar el deceso de las especies endémicas. Situación parecida se presenta en la base del salto Ángel, donde “los que se dicen ser amantes de la naturaleza” dejan desechos en el parque, que superan la capacidad de limpieza de las fundaciones y operadoras turísticas.Frente a esta realidad, se ha planteado la actuación conjunta entre las Fundaciones Canaima y Terramar, e Inparques, para la delimitación de senderos ecológicos que eviten la degradación de estas áreas especiales. Especiales por tratarse de una de las estructuras más antiguas, con edades estimadas entre 3,5 y 2,1 millones de años. En las que todavía no cesa el caos primigenio y es posible descubrir nuevas especies en cada exploración. La cuarcita y la arenisca ofrecen aguas parecidas al vino; el viento se ha encargado de extender y perpetuar especies botánicas incluso en las simas de hundimiento del Jaua-Sarisariñama. No en vano, alguien expresó desde la cúspide del Kukenán: Los sentidos devoran/La vista divaga/ Y el espíritu vuela. El equipoEntre las personas que hicieron posible este libro se cuentan: Mariella Potenza, titular de la USB y coordinadora logística de las exploraciones; Charles Myers, reconocido Herpetólogo; Armando Subero, médico especialista en enfermedades tropicales; Gustavo Santana, médico de profesión y expresidente de la Sociedad Venezolana de Orquideología; Ricardo Guerrero, Licenciado en Biología de la UCV y Doctor en Ciencias Naturales; Francisco Delascio, Licenciado en Educación mención Biología y Química; Jorge González, Ingeniero agrónomo con doctorado en Entomología; Miguel Lentino, director de la Colección Omitológica Phelps; Fabián Michelangeli Ayala, Médico dedicado a la investigación científica en fisiología y patología. La lista de investigadores también incluye a Walter Smitter, Luis Alberto Crespo, periodista y documentalista; Francisco Javier Duplá Bernal s.j., Educador e investigador; Cecilia Ayala Lafée, investigadora del Instituto Caribe de Antropología de la Fundación La Salle; Fabián Michelangeli Herrera, Biólogo con especialidad en Botánica; Charles Brewer Carías, escritor, explorador y descubridor de las cuevas del cerro Autana; Román Rangel, químico y director de la Fundación Canaima; Carlos Luis Capriles, producto ejecutivo.

Publicado por:ppmt2006

1 comentario:

Anónimo dijo...

Quien fue el autor de este articulo
que no le coloco sus respectivas citas bibliograficas.
Francisco Delascio
delascio2005@yahoo.com