martes, junio 20, 2006

Más vida útil al poliéster insaturado

Una investigación de la UC la alargó más de tres meses
Siendo una empleada más de la empresa, Beliber Rivas se dedicó a resolver un problema -prácticamente contra el reloj- que le impedía a la compañía crecer en cuanto a su mercado. La situación era que había un plan de exportar poliéster insaturado a otras partes del mundo tan lejanas, que en el trayecto el producto sufría una variación en su composición y se endurecía (o gelaba, como se refieren los químicos a ese efecto). Y cuando llegaba no servía. “Querían evitar esta situación”, comentó. Aprovechó para enmarcar su tesis de grado en ese proyecto. En diciembre pasado, Rivas obtuvo su título de licenciada en Química. Con la orientación del profesor Gilberto Pinto, Rivas desarrolló un sistema de inhibición del poliéster insaturado para extender su periodo de vida útil. El poliéster insaturado es una resina que sirve para la fabricación de laminados y fibra de vidrio. Cuando está solo es un material muy frágil, pero al ser reforzado con la fibra de vidrio adquiere una alta resistencia. “Eso lo vemos en los carros, las lanchas y techos de lamilito”, explicó Rivas. Se trata de un material muy buscado, porque es resistente al calor y a los efectos químicos. La joven indicó que durante un año, mientras laboraba en la empresa, fue haciendo una investigación teórica del poliéster y cómo podría resolver el problema. Su idea era adelantar esa parte de la investigación, porque la sección experimental era lenta.
El procedimiento
Tomó seis muestras del poliéster que debía modificar, todas por duplicado. A tres de las muestras, más sus duplicados les agregó un inhibidor de forma individual y al resto una combinación de ellos. Explicó que usó inhibidores de tipo quinona y catecol. Las sometió durante un mes a temperaturas por encima a los 60°C, mientras que a los duplicados las dejó a temperatura ambiente. Su intención era observar cómo se desarrollaba la viscosidad del producto durante ese lapso. Finalmente comparó unas con las otras. Determinó que de todos los sistemas que probó, el de la hidroquinona era el más estable, porque había menor variación de la viscosidad. Al obtener este sistema, se procede a fabricar un nuevo poliéster, pero con una variación en uno de los glicoles (compuesto que forma parte de la preparación de una resina de poliéster). El glicol que sustituyó es nuevo, recién adquirido por la empresa. Se le cargó, además, el sistema de hidroquinona en un porcentaje determinado. “Hicimos una preparación con varias proporciones de glicol, sustituyendo la mezcla de glicoles que ellos usaban por el nuevo y utilizando 50-50 de ambas mezclas; la hidroquinona ya estaba determinada e incluida en el glicol”, agregó. En cuanto a la hidroquinona, Rivas explicó que tiene una estructura que permite, gracias a sus características, atacar los dobles enlaces, que son los que reaccionan el estireno (ingrediente reactivo) con las cadenas poliméricas, haciendo que ellas geleno endurezcan. En sus palabras: “Los inhibidores atacan el doble enlace de los estirenos y al doble enlace de la cadena polimérica, evitando que se unan y que se produzca la gelación”. La hidroquinona funcionó bien porque era la que tenía menor efecto estérico y, por lo tanto, menor impedimento para unirse a las cadenas, los otros inhibidores no. Señaló que debe ser agregada una cantidad específica de inhibidores. “Tengo que aplicarle la cantidad necesaria para que esto ocurra, pero que llegue un momento en que la cantidad de inhibidores se consuma y se detenga el proceso”, acotó Rivas.
El aporte
En la parte industrial, Rivas aseveró que su estudio proporciona, por lo menos a la empresa que fue el caso de estudio, un poliéster que tendrá un mejor color. “Para el material reforzado con fibra de vidrio, es mejor que sea un material traslucido, y el poliéster conseguido es incoloro, gracias al nuevo glicol”, detalló. Además indicó que “mejoramos la calidad de la resina”. Eso, aparte de la estabilidad que posee el nuevo poliéster y la posibilidad real de extender el mercado de la compañía. En cuando a la economía, Rivas explicó que, al bajar la cantidad de inhibidores y glicoles, efectivamente hay un ahorro en la industria. Desde el punto de vista académico, se habían hecho investigaciones similares en otro tipo de poliéster, pero en su caso, el estudio es totalmente inédito.
El logro
Rivas pudo darle, ya, un tiempo superior a tres meses al producto que la empresa exporta y quiere enviar a países lejanos. “El poliéster estuvo estable tres meses a 60°C. La variación de viscosidad fue prácticamente nula”, señaló como la principal conclusión de su trabajo de grado. Comentó que los inhibidores (quinina y catecol) los escogió por bibliografía y porque son los más comunes en las operaciones de la empresa, sólo que anteriormente usaban otras proporciones que no ofrecían los resultados esperados. “Lo que queríamos hacer era simplificar el sistema de inhibición y lograr que con menos cantidad se alcanzara el objetivo”, alegó.
ppmt2006.-

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