lunes, enero 15, 2007

RCTV adentro

La decisión de revocar la concesión otorgada hace 53 años no sólo golpea a los accionistas: también a los 2.400 empleados que, por órdenes superiores, siguen trabajando para mejorar el rating. Por Giuliana Chiappe
CIERRE Luces, cámara, acción... ¡corten! Esas cuatro palabras, mil veces repetidas durante los 53 años de RCTV, han tomado un nublado cariz de realidad en estos días. Especialmente el último mandato, ese "¡corten!" que que ha paralizado la película de la vida de unas 2.400 personas, trabajadores de la corporación.
Más allá de los dueños del canal, en los cubículos de RCTV, en Quinta Crespo, revolotea la incertidumbre. No es notoria porque, por instrucciones expresas, la rutina debe seguir como siempre. O mejor: literalmente se les conminó a trabajar para mantener y mejorar los niveles de rating. Y a no permitir que la angustia y el sentimiento de derrota afecte el ambiente laboral.
No es fácil. Una gerente confiesa que, cada vez que habla sobre el caso cualquier funcionario del Gobierno, es como si golpearan a cada empleado. Una trabajadora administrativa comenta que lo ocurrido con CMT (vendida a Telesur), ayuda a incrementar la angustia: "Los despidieron a todos, incluso a los oficialistas. Dicen que después reengancharán a algunos pero eso no es seguro. Algunos compañeros chavistas están alegres porque el Gobierno va a cerrar el canal. Y yo les digo que si acaso creen que ellos se van a quedar con su trabajo. Y les recuerdo lo de CMT".
La prudencia también se impone. Muchos esquivan la cámara del fotógrafo de prensa. También han decidido, al menos por ahora, no protestar públicamente por la decisión del Gobierno. Dicen que, por fuera, se está organizando una manifestación de calle pero que irá quien quiera, sin directriz interna de la corporación. Temen agresiones en el sitio y represalias a futuro. Los empleados más antiguos se arriesgan un poco más y proponen contar sus historias para defender un ambiente laboral que, aseguran, ha sido siempre respetuoso. Durante las entrevistas surge una preocupación especial común, la del departamento de Información, donde trabajan 300 personas y quienes serían los primeros afectados. Las frases "somos una familia", "esta es mi casa" e "hijos de RCTV" se escuchan a menudo en distintas voces. Estas son algunas de ellas.

¡Luces...!
Lucy Bejarano contaba con siete años de trabajo en Radio Caracas Televisión, cuando una noticia le sacudió la vida: una bala perdida le perforó el ojo a su niño de cinco años. En medio del caos, ya con el pequeño hospitalizado en el Clínico Universitario, vio aparecer a Gledys Ibarra. Fue sólo la primera de muchísimos compañeros que le harían compañía permanente en esos días.
Hoy, el hijo tiene 20 años y Lucy sigue en RCTV, como asistente de la Gerencia de Talento. Ella recuerda: "Mi niño era quien más visitantes tenía en ese piso del Clínico. Y no un día, sino todo el tiempo, incluso fuera del horario permitido. Todo era por los compañeros de Radio Caracas. Emilio Lovera ofreció hacer un show para recoger fondos y Orlando Urdaneta interceder ante una eminencia médica, eso entre muchos otros ejemplos de solidaridad y apoyo".
No es la única historia que tiene para contar. Se ríe cuando recuerda a Roberto Lamarca colgando piñatas en los pasillos para celebrar cualquier cumpleaños, sea de un artista o no. O al Amílcar Rivero niño, que preguntaba en la Gerencia de Compras sobre los intercambios comerciales, pues estaba muy interesado en adquirir una patineta con descuento. O a sus propios hijos y a los de sus compañeras corriendo por los espacios de la empresa e interactuando con los artistas "como si fuera algo normal".
Dice que se sienten familia. Tanto es así que confiesa que la más impactada con la noticia del cierre del canal no es ella misma, sino su hija, que nada tiene que ver -laboralmente- con la corporación. "Yo espero que haya una solución. Nosotros seguimos trabajando con amor y mística porque queremos a este canal. Particularmente, trataré de no entrar en shock".

¡...cámara...!
Confiesa que en las noches se levanta, se acerca a la ventana, recuerda los buenos momentos de Radio Caracas Televisión y su mirada, ya húmeda, se envuelve aún más en la penumbra. Él, Julián Manrique, no tiene ni una acción en esa televisora pero la sentencia de muerte que le declaró Hugo Chávez hace pocos días, la siente igual que el diagnóstico de cáncer terminal de un ser muy querido.
Cuando tenía 15 años -hoy va por 64- comenzó a trabajar para la corporación como mensajero en bicicleta. Su labor principal era pedalear hasta la Dirección de Extranjería y tramitar los pasaportes de los artistas de la época, "como Lucho Gatica, Pedrito Rico y el Indio Araucano". Empezó a trabajar tan joven porque "me quebraron en bachillerato" y terminó haciendo una carrera de 48 años en RCTV: de office boy escaló hasta la jefatura de Transmisiones.
Por sus dedos, tecleando sobre el master, pasaron las órdenes técnicas que hicieron posible que los venezolanos observaran, "en vivo, directo, vía satélite", la llegada del hombre a la luna, "los astronautas estaban en Cabo Cañaveral pero el pase se hacía desde Houston y el satélite de RCTV se colocó en Maracaibo"; la primera transmisión de un juego de grandes ligas, en 1970, "era la final de la liga nacional, entre los Mets y los Bravos y ganaron los neoyorquinos"; la tragedia de la erupción del volcán en Armero, Colombia, "y la vida que se le fue yendo a esa niña"; el mundial de fútbol México 70, el primero transmitido en vivo y todas las elecciones, "desde Leoni hasta el domingo 3D", entre otros eventos.
"Manriquito, tú sí inventas", puede ser la frase que más haya escuchado durante estas casi cinco décadas. "Me decían así porque siempre he sido muy flaco". Varias veces apeló a su ingenio, sin consultar, para resolver imprevistos. "No tuve graves problemas con mis jefes por esto. Es que la relación con los jefes siempre ha sido excelente, respetuosa. Parecemos condiscípulos de un aula. Y el trato de recursos humanos también es muy bueno", cuenta. Sus apreciaciones las respalda con varias anécdotas, como las espaguetadas que hacía con Henry Altuve, "compañero de farra"; las muy dignas lecciones de doña Amalia Pérez Díaz; el compañerismo de Tomás Henríquez, Agustina Martín y Doris Wells o el trato especial de ejecutivos como Hernán Pérez Belisario y Armando Enrique Guía.
"Tengo la mitad de mi vida en Radio Caracas. No me acostumbro a decirle RCTV. Hasta me dio nostalgia cuando desapareció el leoncito del logo, a finales del 96. He vivido tres cierres del canal, pero eran temporales y lo sabíamos. En todos estos años, sólo dos veces nos han cercado el canal con agresividad, una noche en los sucesos de abril de 2002 y en los años 60, cuando los comunistas vinieron a tratar de linchar a un locutor que los criticaba, Germán Borregales. Siempre han sido los mismos tirapiedras. Esta es la peor época para Radio Caracas. Y da dolor, ¿no te digo que se me salen las lágrimas en la noche?, porque el daño no es a los dueños ni a un grupo de trabajadores. Es a Venezuela entera, porque éste es un canal que pertenece al país, desde hace tantos años".

¡...acción...!

Rosario Prieto comenzará, en pocos días, a filmar su novela número 107. El director será Otto Rodríguez, a quien conoció cuando "estaba en la barriga de su mamá" que también era trabajadora de RCTV. Rosario sigue actuando en el canal en el que se mueve profesionalmente desde hace 47 años (cuando ella apenas tenía 17 y la escogieron como bailarina clásica del show de Renny) y Otto, que creció en las oficinas de la empresa, ahora es director con experiencia en varias novelas.
A ella, que es de risa fácil, la situación la entristece profundamente. Sintetiza el torrente de sentimientos en una expresión: "Yo siento como si me hubiera muerto y mis hijas fueran a cerrar mi casa". Dice que en RCTV nació y creció como artista; su primer esposo, Chucho Sanoja, era director musical del canal; estando allí nacieron sus dos hijas, hoy de 45 y 36 años y es en el lugar desde donde promueve su fundación de ayuda al artista desempleado y a los trabajadores de Radio Caracas que sufran alguna emergencia.
A sus 64 años, una carrera iniciada hace casi cinco décadas, un negocio propio, una fundación y planes por delante, Rosario Prieto no se siente particularmente afectada por la decisión gubernamental de clausurar la señal abierta de RCTV. Pero dice que está, y así se ve, tan preocupada por sus compañeros que se ofrece para un sacrificio particular:
"Yo pido hablar con el Presidente de la República. Si él quiere que alguien baje la cabeza, yo lo hago, yo me arrodillo por mis compañeros. Lo respeto mucho, pero él también debería respetar a todos los venezolanos. Al menos, debería haber esperado los primeros días de enero para anunciar su decisión porque, por ella, 2.400 familias no disfrutaron de una feliz cena de Año Nuevo. Estamos en contra de la pena de muerte pero esta decisión es peor que eso, porque es una muerte en vida", expresa, con mucho énfasis.

¡Corten!
Es difícil apelar una decisión que sólo tiene como base un anuncio presidencial y las declaraciones posteriores de un grupo de funcionarios justificando el cierre de la señal abierta de RCTV. Sin embargo, el departamento jurídico del canal está trazando una estrategia de defensa que, por los momentos, mantiene en reserva.
La última actualización de nómina, realizada hace sólo cuatro días, contabilizó 2.400 empleados repartidos entre las diversas vicepresidencias. Demasiados para el desarrollo de RCTV como canal de cable o para la producción de novelas destinadas al extranjero.
Lo que les queda es trabajar, al mismo ritmo de siempre, hasta que llegue el mes de mayo cuando se supone que el gobierno le gritará que corten, por última vez, en 53 años.
gchiappe@eluniversal.com
PPMT2007.-

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