viernes, abril 06, 2007

El Nazareno, una tradición popular venezolana

Miles de personas celebran la Semana Santa
La semana religiosa inicia en la madrugada del Viernes del Concilio previo al Domingo de Ramos cuando los palmeros de Chacao suben al cerro El Ávila, en cuyas faldas se asienta la ciudad de Caracas, para buscar la palma que será bendecida y luego entregada entre los creyentes que asistan a la misa.

En el mítico monte caraqueño, de más de 2.000 metros, hombres y mujeres de todas las edades recogen en la llamada "Cueva de los Palmeros" las palmas que al día siguiente bajan a la plaza Bolívar de Chacao donde son recibidas por las campanas, rememorando la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén.

El lunes las celebraciones se trasladan al populoso barrio de Petare, en el este de Caracas, uno de los más agitados y convulsos de la ciudad, en el que tiene lugar el Jesús Cautivo.

La imagen sale en procesión hasta el Palacio Municipal y el párroco pide al alcalde la liberación de uno de los presos por buen comportamiento, acompañado por presos excarcelados años anteriores, en uno de los momentos más emotivos de la Semana Santa de la capital.

Desde el siglo XVII

Y llega ya el gran acontecimiento de la semana: el Miércoles Santo y la concentración en torno a la imagen del Nazareno de San Pablo, una de las mayores manifestaciones de fe de Venezuela.

La devoción del Nazareno de San Pablo se remonta a finales del siglo XVII, cuando la ciudad de Caracas se encontraba desolada por el azote de la epidemia de peste del vómito negro.

Cuenta la tradición que al sacar la imagen en procesión, ésta se enredó en un limonero del que se desprendieron varias de sus frutas por lo que el pueblo vio en ello (aún no se conocían los efectos curativos del limón) un remedio a la enfermedad.

La devoción popular hizo el resto y desde entonces en el Miércoles Santo los feligreses acuden a la Basílica de Santa Teresa a venerar la imagen del Nazareno, engalanada con más de 10 mil orquídeas, la Flor Nacional del país. El Nazareno recibe el nombre de San Pablo tras pasar sus dos primeros siglos en el antiguo templo de San Pablo El Ermitaño hasta que el gobierno anticlerical de Antonio Guzmán Blanco acabó con el templo en 1876 para erigir el actual Teatro Municipal de Caracas.

Sin embargo, caprichos de la historia y cuestiones conyugales impidieron la eliminación del culto al Nazareno de San Pablo, y le otorgaron un mejor alojamiento.

La esposa del general Guzmán Blanco, Ana Teresa, gran devota de la imagen, cayó en una aguda tristeza por lo que el general se vio obligado a congraciarse con ella con la construcción de la Basílica de Santa Teresa en la que desde 1881 se encuentra el Nazareno.

Sorprende comprobar el celo con el que el general Guzmán Blanco restituyó la imagen. Al constatar que en el santoral no existía una mujer llamada Ana Teresa, decidió encargar una basílica con dos puertas (de Santa Ana y Santa Teresa) y un altar en el medio, caso atípico en el arquitectura eclesiástica venezolana.

El céntrico barrio de El Silencio, en la capital venezolana, se convierte desde entonces en un hervidero de fieles devotos que desde primeras horas de la mañana y, hasta bien entrada la noche, se agolpan en las puertas de la Basílica para dar gracias a Jesucristo. Durante todo el día se celebra en la iglesia una misa cada hora, 18 en total, para honrar la imagen y permitir a los numerosos feligreses realizar las promesas al Nazareno de San Pablo.

A media tarde, la imagen es portada en procesión a hombros de 60 miembros de la Cofradía de Cargadores del Nazareno por las céntricas calles de Caracas acompañada por la Banda de Música del Ejército de Venezuela que interpreta diversas canciones procesionales.

Religiosidad popular, tradición venezolana

En palabras de monseñor Adán Ramírez, párroco de la Basílica de Santa Teresa, donde se encuentra alojada la imagen del Nazareno, "la gran religiosidad popular es algo característico de Venezuela, y en el caso del Nazareno de San Pablo es una tradición que ha pasado de abuelos a padres y de padres a hijos".

"El cariño y la veneración por el Nazareno de San Pablo es tal, que la Basílica de Santa Teresa es una de las pocas que permanece abierta en Caracas todo el día, todos los días del año", comenta monseñor Ramírez.

Entre la mitología popular se ha extendido la creencia de que la imagen del Nazareno va encorvándose con el paso de los años.

"No se sabe si por el peso de la cruz o por el de los pecados que carga en su espalda, no me he parado a medir la distancia entre la cabeza y el piso", comenta entre sonrisas monseñor Ramírez.

Aunque la tradición nació en Caracas, la veneración por el Nazareno de San Pablo alcanza los más remotos pueblos de Venezuela y existen réplicas en Barquisimeto, estado Lara, y en Achaguas, estado Apure.

El Nazareno de Apure está íntimamente relacionado en la celebración a la Independencia, pues José Antonio Páez, uno de los próceres de Venezuela, prometió encargar la réplica si salía victorioso de la Batalla de Carabobo contra las tropas españolas en 1821, promesa que cumplió en 1835.

Paradójicamente, Páez encargó la réplica a un maestro sevillano, Merced Rada, que realizó una escultura de 1,80 metros altura en cuya base de madera se lee la inscripción "José Antonio Páez".

Al Nazareno de Apure se le atribuyen también diversos "milagros" como la atracción de lluvias en época de sequía y la contención de los ríos en las frecuentes crecidas.

Para concluir las celebraciones de la Semana Santa en Caracas el Viernes Santo tiene lugar la llamada visita a los Siete Templos, entre los que se encuentra la Catedral, Corazón de Jesús, Las Mercedes, San Francisco, Altagracia, Santa Capilla y la propia Santa Teresa.

Los creyentes realizan la visita a pie de los Siete Templos, normalmente aprovechando la cercanía de numerosas iglesias en el casco antiguo de la ciudad, lo que conforma un espectacular peregrinaje por las ya de por sí bulliciosas calles del centro histórico de capital.
(EFE) Diario El Carabobeño
ppmt2007.-

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