jueves, mayo 04, 2006

Grupo San Millán revivió el Velorio de Cruz de Mayo

El Grupo de Rescate Folklórico San Millán de Puerto Cabello celebró la fiesta de Cruz de Mayo, en la esquina de Los Cuatro Clavos del barrio San Millán.
Germán Villanueva, director de la organización cultural, informó que fue invitada la agrupación Tacón y Cuerdas, delegación que vino desde el estado Miranda para compartir este momento con los porteños, además participaron los integrantes de la Misión Cultura y la Junta Parroquial de Fraternidad.
Relató que como siempre el público porteño respondió a la invitación realizada por los grupos infantiles y adultos de San Millán, para cumplir con esta tradición, donde muchos aprovechan para hacer y pagar promesas.
Durante la noche del pasado martes, se repartieron golosinas, se bebió chocolate y café, así como también se rezó el rosario, se cantaron, fulías, parrandas y se oyeron golpes de tambor.
La Cruz de Mayo sanmillanera estará expuesta en su altar hasta el 31 de mayo, hasta las doce de la noche, cuando será retirada y posteriormente desvestida para darles paso a las celebraciones de San Juan Bautista.

SU HISTORIA Y TRADICION
La cruz tiene su fiesta conmemorativa el 3 de mayo, mes durante el cual se hacen actos en su honor en distintas regiones de nuestro país. En muchos lugares las cruces que se encuentran en sitios públicos se adornan con flores y papeles de colores. Durante estas fechas, cofradías y particulares preparan altares donde se coloca la cruz y se la ofrenda con flores, frutas y cirios encendidos, en agradecimiento por preservar la salud y la fertilidad.
Desde tempranas horas de la noche y hasta el amanecer, tiene lugar un ritual conocido como Velorio de Cruz, durante el cual los creyentes demuestran de variadas maneras su devoción al sagrado símbolo. Los velorios se realizan en salones principales o patios de viviendas, en plazas u otros sitios públicos.
Reunidos en torno al altar los presentes inician el acto con invocaciones a la cruz, seguidas de un rosario cantado y los versos que anunciarán los cantos. Estos cantos convierten el velorio en una arrimada fiesta comunitaria. En la región central se canta principalmente la fulía, y se recitan décimas a la cruz. En el velorio no se acostumbra a bailar por tratarse de un acto solemne y ritual. Sin embargo, en algunas zonas del país hay velorios que tienen una parte diversional en la cual la cruz se guarda, se voltea o se cubre con una sábana para dar lugar al baile; en la costa central se baila tambor mientras que en los llanos y en oriente se puede bailar joropo.
Los instrumentos acompañantes en los Velorios de Cruz varían según el lugar geográfico. En oriente, los cantos de galerones y fulías se acompañan con cuatro, guitarra, bandolín o bandola oriental, maracas y tambor cuadrado. En la región central predomina la fulía que consta de una parte cantada por hombres y mujeres en cuartetos octosílabos, y otra parte recitada por los decimistas de la región, quienes componen décimas y versos de salutación a la cruz. Generalmente, se toca la tambora de velorio o tamborita, acompañada por la charrasca y las palmadas de los presentes. En el llano, los cantos de velorio se conocen como tonos de velorio y son cantos polifónicos, a tres voces masculinas. El instrumento principal que se toca durante los velorios llaneros es el cuatro. En algunos lugares de la costa central del país se utiliza una flor o palma como testigo para indicar a los presentes quién es el cantante solista que entrará después de cada coro. Hay otras regiones en donde los cantantes simplemente siguen un orden en sentido de las agujas del reloj.

SIGNIFICACION SOCIAL
El símbolo de la cruz cristiana coincide con algunas de las creencias indígenas en las cuales ésta es "el madero sagrado" que representa el árbol de la vida, de las flores y de las frutas. Por ello, dentro de los rituales que se realizan en honor a la cruz, se manifiesta agradecimiento y se hacen peticiones relativas a la necesidad de lluvia para los campos; se rinde homenaje a la naturaleza y se da la bienvenida a la que se espera sea una época de buenas cosechas.
Los creyentes manifiestan alegría ante la cruz, como una manera simbólica de desclavarle al Cristo el dolor de su crucifixión. En las zonas urbanas, alejadas de la vocación agrícola, los velorios se han convertido en oportunidades para el encuentro entre familiares y amigos, y en formas de ratificación de las identidades regionales de origen.

ppmt2006.-

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