jueves, febrero 08, 2007

La Antártida es un continente donde el hielo toma la palabra

La Antártida representa nada menos que 90% de los hielos mundiales y, con capas que en algunos puntos pueden llegar a superar 4.000 metros, es un formidable granero-congelador del que se extrae información sobre nuestro planeta, su pasado climático, la contaminación o el origen del sistema solar.
Alrededor de la base franco-italiana de Concordia, la uniformidad del paisaje es pura ilusión para quien sabe leer los componente del vapor de agua en la atmósfera y los centímetros de nieve que cae todos los años en el continente y se acumulan para transformarse en hielo.
Olivier Cattani "atrapa en la trampa el vapor de agua del aire" -3 mm en tres días- y recoge todas las mañanas con un pincel los cristales depositados en el fondo de un cartón.
De vuelta en su laboratorio de Saclay, en la región parisina, este responsable en Concordia del programa Vapepol (Vapor polar) del Laboratorio de Ciencias del Clima y Medio Ambiente (LSCE) de la Comisión de Energía Atómica (CEA) medirá los isótopos para sacar conclusiones sobre la temperatura cuando se han formado los cristales.
Al compararlos con los del hielo en profundidad, podrá conocer las temperaturas del pasado, de hasta cientos de miles de años.
En las inmediaciones de la base construida por el Instituto Polar Paul-Emile Victor (IPEV, francés), alejado de toda contaminación directa, la nieve de superficie también da indicaciones sobre la repartición de las precipitaciones de verano e invierno.
Heléne Brunjail cavó con una pala un pozo cúbico de 2 metros de lado. En el fondo, envarada en su vestimenta pesada pero con las manos cubiertas apenas con unos guantes ligeros a -40ºC para girar sus ruedas dentadas, nos explica que observa "los diferentes parámetros de la nieve, como la densidad, la talla y la forma de los cristales, la dureza de las capas".
Gracias a estos elementos, recabados igualmente en superficie, esta especialista del Laboratorio de Glaciología y Geofísica del Medioambiente (LGGE) de Grenoble (centro de Francia) espera "establecer un modelo de la densificación de la nieve" a diferentes niveles para mejorar el fechado de las capas profundas.
"Intentamos entender los parámetros que rigen la evolución de la estructura de la nieve en las capas superficiales, para entender mejor cómo se transforma en hielo", explica otro glaciólogo de Grenoble, Dominique Raynaud.
A mayor profundidad, en el corazón del hielo, están atrapadas burbujas de aire que, señala el científico, "cuentan la historia del pasado de la atmósfera, y en particular de los gases de efecto invernadero".
Con el programa europeo de perforado de hielos Epica (European project for ice coring in Antarctica) en la Cúpula C, una extracción en un espesor de hielo de 3.270 m, las variaciones del clima en la Antártida pueden ser trazadas a lo largo de más de 800.000 años.
"Esto reviste una importancia evidente en lo relativo a la comprensión de la máquina climática, y en particular de lo que sucede a nivel de gases de efecto invernadero y relaciones con el clima", señala Dominique Raynaud. Así es posible "leer" la sucesión de las diferentes glaciaciones, la erupción del Krakatoa en Indonesia en 1883, o los ensayos nucleares de los años 1950-1960.
Las comparaciones de las extracciones de hielo de la Antártida y Groenlandia autorizan igualmente a los científicos a establecer correlaciones entre los acontecimientos climáticos del norte y sur.
El hielo de Concordia entrega numerosos mensajes descifrados en los laboratorios, partiendo de los elementos de la molécula de agua en suspensión en la atmósfera para llegar a su transformación en cristales de nieve que, a la larga, se transformarán en nevero (nieve endurecida) y luego, aún más profundo, en hielo.
Globovision.-

ppmt.-

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